Hábitat del lince

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Hábitat del lince ibérico

El lince ibérico es una especie eminentemente forestal y por tanto evita las zonas abiertas y sin cobertura. En movimientos dispersivos de cualquier índole, el lince es capaz de usar cualquier superficie con cobertura vegetal, incluidos cultivos arbóreos, bosques sin sotobosque y dehesas. No obstante, la especie es mucho más selectiva a la hora de establecerse en un área y regentar un territorio. Para ello, el lince ibérico selecciona preferentemente áreas de monte mediterráneo con refugio abundante (zonas con predominio de matorral maduro de porte alto y/o roquedos tipo canchal o berrocal) y un mínimo aproximado de un conejo por hectárea. Las densidades de matorral maduro y de ecotonos entre matorral y pasto han mostrado ser factores determinantes en la selección de hábitat de la especie, y su abundancia está inversamente relacionada con el tamaño de territorio de los linces. Este tipo de estructura de paisaje es probablemente el tipo de hábitat preferentemente seleccionado por el conejo en las zonas forestales, y además ofrece al lince refugio y le facilitan la captura de conejos. Cuando se simultanea un hábitat de estas características con una alta disponibilidad de conejos el tamaño de territorio del lince ibérico puede llegar a ser inferior a 300 Ha. Cuando este tipo de ecosistema no está disponible, los linces ibéricos pueden ocupar áreas con cobertura forestal de peor calidad (menor densidad de matorral) si disponen de suficientes presas, aunque en estas condiciones los territorios suelen oscilar entre las 1.000 y las 2.000 Ha. Por ello, formaciones forestales con baja densidad de matorral tienen una capacidad de carga notablemente menor para el lince que las zonas óptimas con abundancia de refugio.

 

 Estructura de paisaje óptima para el lince ibérico, con abundancia de matorral maduro de porte alto (principalmente lentiscos) y de ecotonos entre matorral y pasto. El arbolado, compuesto de encinas, es de bajo porte y menos abundante que el matorral.

 

Canchales y berrocales, como este de Sierra Morena, ofrecen un refugio de gran calidad para el lince ibérico, por lo que las necesidades de matorral en estas áreas no son tan altas como en zonas carentes de estas estructuras.

 

Las plantaciones de pino piñonero con escaso sotobosque, como la de la foto, conforman un hábitat de mala calidad para el conejo y para el lince. Aunque pueden ser usados marginalmente por ejemplares residentes, no permiten el establecimiento de territorios si no disponen de parches de hábitat de mejor calidad. Por ello, la capacidad de carga de linces en estos hábitats es significativamente menor que la de las áreas de matorral mediterráneo maduro.

 

Las dehesas no pueden albergar por sí solas territorios de lince ibérico, a no ser que se mezclen con zonas de matorral y/o roquedos de interior que ofrezcan refugio al lince.

 

 

Gestión del monte mediterráneo favorable al lince ibérico

En general y pese a ser pieza clave del monte mediterráneo, en el manejo forestal se suele obviar el matorral. Un manejo forestal favorable al lince ibérico es aquel que persiga la creación de masas de monte mediterráneo con diversidad de especies, con abundancia de especies de matorral de gran porte y con abundancia de ecotonos entre matorral y pradera. Las especies arbóreas pasarían a un segundo plano, ya que la superficie que estas ocupasen no debería ser superior al 40% de la ocupada por el matorral. Por todo esto, el manejo forestal favorable al lince ibérico será diferente según sea la posición de partida.

Las plantaciones arbóreas monoespecíficas, aunque sean de especies autóctonas, no son favorables para el lince ibérico.  Obsérvese la plantación de alcornoques de la foto en la que se elimina sistemáticamente el matorral, impidiendo la regeneración del ecosistema.

 

En plantaciones de pinos jóvenes que conservan el matorral primigenio, como esta de Doñana, el clareo del pinar  puede evitar que se pierda definitivamente el matorral.