La importancia de Durillo en la conservación del lince ibérico

Durillo murió el pasado día 12 de enero a causa de una insuficiencia respiratoria a sus casi 10 años de edad, agotando así su vida extra. La séptima vida del gato se había agotado ya en el año 2012, cuando con 5 años perdió su extremidad posterior derecha supuestamente en un cepo (noticia). Las malas e ilegales prácticas para intentar un inviable control de predadores acabaron con la vida silvestre de este bello ejemplar de lince ibérico; aunque el autor del delito no consiguió acabar con la contribución de este macho en la conservación de su propia especie.

Durillo no tuvo demasiada suerte como reproductor en el campo. Tan sólo se le conoció una novia, Viana, que  consiguió sacar adelante a 5 cachorros de este macho en dos camadas distintas. Aún viven 3 de ellos (dos hembras y un macho) que siguen transmitiendo los genes de Durillo a las nuevas generaciones de linces de Doñana.

Pero la vida extra de Durillo fue más exitosa. Y es que, a pesar de su extremidad de menos, en su etapa en el Programa Exsitu fue capaz de conquistar a tres hembras distintas y de engendrar 4 cachorros con cada una de ellas.

Seis de estos descendientes se han soltado en las nuevas áreas de reintroducción, convertidos en individuos pioneros fundadores de nuevas poblaciones.

Actualmente, sus últimos 4 hijos nacidos el pasado 2016 están siendo entrenados para las reintroducciones de este año y así poder seguir contribuyendo a la recuperación de la distribución histórica del lince lbérico.

Durillo estuvo a punto de desparecer en 2012, y sin embargo tenía aún pendiente de realizar la misión más importante de su vida. Este ejemplar ha supuesto una de las principales aportaciones de genes de Doñana al Programa Exsitu y a las reintroducciones de los últimos años. Gracias a individuos como Durillo, el lince ibérico está hoy un poco menos amenazado.